Como muchxs de vosotrxs sabéis, desde FELMA venimos denunciando cada 25 de mes un tipo de violencia de las que se ejercen contra las mujeres en virtud de su condición femenina.
Hoy queremos iniciar el año dedicando este acto a poner de relieve la lucha de muchas mujeres por acabar con una clase de violencia practicada desde el poder y la sociedad contra nuestras mayores y nuestros mayores.
Las mujeres que defendieron con su esfuerzo y su trabajo la vida de otras personas, que se privaron de tanto para que a los suyos no les faltara de nada; esas abuelas, tías, madres y hermanas que criaron hijas e hijos (e incluso nietas y nietos); que renunciaron a sueldos para cuidar mejor de su familia, aliviando así a esta sociedad y al estado de la que es su obligación más perentoria; o aquellas otras que lucharon por hacerse un sitio en un mundo de hombres, solas, ignoradas o vituperadas; esas mujeres merecen hoy que se reconozcan las situaciones soportadas por ellas como lo que son: una manifestación clara de la violencia institucional, social, laboral y patrimonial que, por ser ellas mujeres y, aunque les pese el trabajo más que los años, las oprime y debilita justo en ese punto de su vida en que más tranquilas deberían estar, cuando la memoria de toda una vida de entrega habría de aportarles la alegría y la plenitud del deber cumplido.
Hoy muchas de ellas, luchan por un mundo mejor, denuncian toda injusticia y son un ejemplo de acción para la juventud aletargada.
Y nosotras, como muchas personas, hombres y mujeres que las acompañan en su día a día, queremos hacer nuestras sus denuncias y sus exigencias. Porque ellas han sido necesarias antes y son imprescindibles hoy.
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