No pensaba pronunciarme sobre el ya famoso chat de wasap que tanto está dando que hablar estos días, pero como me cuesta estar callada, lo haré.
Se me ocurren mil calificativos para estos individuos, para los que wasapeaban y para los que permanecían callados, incluso para aquellos que aún protestando tímidamente por el cariz que tomaba el grupito siguieron ahí y que ahora que ha salido a la luz se hacen los inocentes, para mi son cómplices también, mismo modus operandi de los chat machistas donde los violadores alardean de sus gestas. Pero hoy intentaré no dejarme arrastrar por la rabia y el asco.
Podríamos caer en la tentación de querer creer que solo se trata de una camarilla de viejos seniles y deslenguados, pero eso sería exonerarles de toda responsabilidad, sería creer que toda esa maldad y odio que rezuman sus mensajes, son producto del deterioro cognitivo y no de personalidades con una marcada ideología fascista.
No se volvieron así con la edad, han sido siempre malos bichos, lo que sí han descubierto con el paso de los años, es que como consecuencia de una nefasta transición que amnistió todos los crímenes de la dictadura y contribuyó con el borrado sesgado de nuestra historia a la amnesia colectiva, pueden envalentonarse de nuevo porque se saben absolutamente impunes; con la connivencia y el aplauso de una ultraderecha reaccionaria que se sienta, en realidad nunca fue ni legal ni moralmente expulsada de las instituciones como en gran parte de Europa se hizo tras derrotar al fascismo, en el parlamento de un país supuestamente democrático y con el consentimiento nada tácito de la Corona heredera del franquismo.
Si me preguntase alguien si quiero que se les juzgue, entraría en una profunda contradicción, porque aunque mi parte más emocional desee que se les aplique el castigo que ellos nos impondrían a nosotras y que han dejado muy claro que sería pasarnos a todas por las armas, mi parte racional defensora a ultranza de las libertades, de esas que ellos nos arrebatarían de nuevo sin que les temblase el pulso, me dice lo contrario. Pero he de confesar que no es mi alma libertaria la que evitaría llevarles ante un tribunal, si no mi parte más pragmática, consciente de que si se pudiese juzgar a alguien por lo que expresa en un chat privado, ya sabemos todas quienes acabaríamos llenando los juzgados y las cárceles. ¡Ah!…cierto, que sí que se puede, porque ahora que lo pienso ejemplos nos sobran ya del doble rasero al que esta “in-justicia” patriarcal y facha nos tiene acostumbradas, condenando y encarcelando a artistas y activistas por cantar verdades como puños sobre coronas corruptas y ladronas o por maldecir sobre muñecas vestidas de terciopelo y joyas o por hacer burlas sobre una cruz de piedra o por pasear una vagina de gomaespuma con manto, porque en este país es mayor delito burlarse de seres imaginarios, que conspirar contra el Estado eso sí, siempre que no hables Euskera o Catalán.
En definitiva, que yo no les deseo la muerte a ellos, a no ser que sea emponzoñados con su propio veneno, pero no por ser una persona bondadosa y piadosa, si no porque quiero que vivan un poco más aunque tan solo sea para que sigan tragando bilis mientras son testigos de cómo cada vez más mujeres en este país les decimos que ya no nos callarán, que gritaremos cada vez con más fuerza por nuestras abuelas violadas, encarceladas y asesinadas por el criminal régimen que ellos tanto añoran. Que uniremos nuestras voces con las de los compañeros que quieran seguir batallando a nuestro lado para acabar de una vez por todas con este régimen continuista, luchando cada día por un mundo más igualitario y más justo.
Quiero que sigan vivos un poco más tan solo, lo justo para poder escupir en sus criminales jetas, que aquí estamos, que nos tienen enfrente.
¡QUE YA NO LES TENEMOS MIEDO!
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