Morir como tú, Horacio, en tus cabales,
y así como en tus cuentos, no está mal;
un rayo a tiempo y se acabó la feria…Allá dirán.
Más pudre el miedo, Horacio, que la muerte
que a las espaldas va.
Bebiste bien, que luego sonreías…
Allá dirán.
Alfonsina Storni en la muerte de Horacio Quiroga
El pasado 23 de septiembre se nos murió el compañero Adolfo. No era militante feminista, no era miembro de FELMA, ¿por qué entonces –pensaréis- dedicarle una despedida en nuestra página?
Las personas de este grupo que tuvimos el placer de conocerlo y de tratar con él, es seguro que, de un modo u otro, recibimos su apoyo, su atención y muchas de nosotras, algún que otro favor.
Discretamente, sin llamar nunca la atención, colaboró en cada uno de nuestros actos. No protagonizó ninguno, no salió en la foto, pero siempre estuvo ahí, ese día y el anterior. ¿Acaso no es eso lo que esperamos de nuestros compañeros?
Gracias al acto de despedida que sus compañeras y compañeros de partido le organizaron pudimos saber además que era una persona muy instruida, aunque jamás presumió de su preparación. Si acaso informó con detalle de todo cuanto rodeaba a un movimiento, un colectivo o un evento, con el conocimiento que toda una vida de militancia y activismo le proporcionó.
Te fuiste en tus cabales, compañero, no por propia voluntad, sino después de perder una lucha más imposible de ganar que todas las que emprendiste en vida (que ya es decir…)
Gracias, Adolfo, por tu compañía y por creer en nuestro proyecto.
Ojalá seamos capaces de seguir tu ejemplo de militancia incansable y de vida entregada a “las causas perdidas”, esas que siempre, siempre, merecen la pena.
Adolfo nos deja un hueco difícil de llenar. Un ejemplo de seguir en la lucha y tender los brazos a otras muchas luchas.