Verónica tenía 32 años cuando se suicidó en mayo del año pasado después de que un vídeo sexual grabado por su exnovio cinco años antes, se difundiese entre gran parte de la plantilla de su empresa. Lo difundió porque ella no quiso volver con él.
El Juzgado de Instrucción 5 de Alcalá de Henares (Madrid) lo ha archivado por «falta de autor conocido». Su exnovio? Los compañeros que en lugar de pararlo, lo difundieron?
El Juzgado de Instrucción nº 5 de Alcalá de Henares ha archivado las diligencias abiertas por «falta de autor conocido» del delito de descubrimiento y revelación de secretos. La juez Ana María Gallegos se hizo cargo del caso tras recibir el atestado policial del suicidio, que investigó si fue una antigua pareja de la fallecida o ella misma por un error quien difundió, por primera vez, esas imágenes íntimas…(Cadena SER)
Volvamos al principio. ¿Se suicidó? O más bien la empujaron a ello «las circunstancias»?
Como dicen las compañeras de emergenciafeminista no fue un suicidio, sino un HOMICIDIO.
Seguro que conocéis el caso. Verónica de 32 años, se quitó la vida el 25 de mayo de 2019, después de que un video íntimo suyo, se compartiera entre la plantilla de 2500 personas de la planta de Iveco. Sufrió acoso, chantaje, mofas, insultos…
No podemos hablar de suicido, pues fue un homicidio colectivo.
De nuevo la vida sexual de una mujer expuesta en público, en contra de su voluntad. De nuevo nuestra vida sexual como base para estar expuesta a todo tipo de violencia psicológica.
No, no fue un suicidio, fue un homicidio colectivo.
La Constitución Española en su artículo 18, garantiza como derecho fundamental el honor, la intimidad y la propia imagen y lo considera algo personal, irrenunciable e intransferible, por lo que toda persona puede impedir la obtención, reproducción o publicación de su propia imagen por parte de un tercero no autorizado.
Nuestro Código Penal, de hecho, establece una pena de prisión de entre tres meses y un año -o una multa de seis a doce meses- a quien,“sin autorización de la persona afectada, difunda, revele o ceda a terceros imágenes o grabaciones audiovisuales”.
Además, supimos en el momento que se conoció el caso, que el video difundido había salido del exnovio de Verónica, que trabajaba en la misma empresa y que lo había difundido como castigo por negarse a volver con él. Esto es, un caso de violencia de género.
Sin embargo, hoy hemos conocido que el juzgado de lo penal número 5 de Alcalá de Henares (Madrid) ha cerrado el caso sin declarar culpables. No hay consecuencias, no hay justicia para Verónica.
Una justicia que hoy nos recuerda que todas podemos ser ella, que nuestros cuerpos, nuestras imágenes, nuestra sexualidad, nuestra vida, no nos pertenece.
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