En días como éste, cuesta seguir creyendo en la humanidad.
No estaba loco, no estaba enfermo, era un síntoma de esta sociedad profundamente enferma. Enferma de patriarcado, de machismo, de desigualdad…
Eres mía y mis hijas también me pertenecen, y si ya no quieres estar conmigo, jamás volverás a verlas, jamás volverás a ser feliz.
No está loco, no está enfermo…
Eres mía y si ya no me quieres, te mato, te descuartizo y te meto en un maletero.
No hay más, no hay justificación, es así de duro, así de simple, porque la realidad de esta sociedad es así de jodida para nosotras y quien no acierte a verlo se convierte en cómplice necesario.
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