Las mujeres hemos estado apartadas de la vida pública durante mucho tiempo. Nuestras labores, las propias de nuestro sexo, eran las permitidas, eso sí, siempre supervisadas por un hombre. Siempre había un padre, maestro, hermano, tío, tutor, cura al que encomendar nuestra débil inteligencia.
Nuria Varela habla sobre ello en este artículo. Somos sospechosas por el hecho de tomar la palabra. SEAMOS PELIGROSAS.
Es correcto la lucha de las mujeres en Bolivia se avanza al respecto