Miramos estos días a Kabul, como miramos siempre a todas partes donde se pisotean los derechos de las mujeres y las niñas, especialmente las que no tienen medios para huir de sus verdugos.
Ahora son principalmente ellas, por la inminencia del peligro agravado, por el miedo a mayores represalias, porque están luchando por su integridad, por no perder lo poco que habían ganado, por que las consideren seres humanos y no simplemente propiedades del hombre bajo ese régimen fascista (patriarcal ya lo era) que acaba de reestablecerse en su país ante la espantada de todos los gobiernos extranjeros que lo ocuparon prometiendo protegerlo.
Un régimen tolerado, cuando no apoyado, por gran parte de la comunidad internacional, financiado y orquestado por los señores de la guerra que solo quieren explotar al pueblo y extender su juego de control y dominio.
Un régimen totalitario que no respeta los derechos humanos de nadie, que oprime al pueblo afgano, del que la mitad son mujeres y niñas.
Nosotras miramos especialmente a las mujeres y a las niñas porque son pueblo y son mujeres, doblemente oprimidas siempre.
Sabemos que no es nuevo, que los talibán no inventaron los ropajes en los que muchos hombres llevan encerrando a mujeres desde hace siglos. Sabemos que estas y otras prácticas humillantes para las mujeres son también aceptadas y llevadas a cabo por hombres “moderados” de muchos otros países, donde el Islam es poder político y no solo religioso.
No podemos ponernos en su lugar, no podemos hacer mucho por ellas, pero al menos mostramos nuestro apoyo y sobre todo denunciamos la pasividad de los gobiernos a la hora de defender sus derechos y los de su pueblo, empezando por el gobierno imperialista de EEUU, siguiendo con todos sus socios o adversarios del este y del oeste, y terminando por el nuestro, fiel lacayo de la OTAN, que por una puerta (militar) dice acoger a unas y unos pocos afganos y por otra (la del sur fronterizo) devuelve niños a Marruecos sin pestañear siquiera.
Por ellas, por las mujeres veladas, tapadas, encerradas, silenciadas y amenazadas, desaparecidas o finalmente asesinadas.
Por la escrupulosa separación religión/estado.
Por la liberación de los pueblos oprimidos.
Por el fin del imperialismo capitalista.
Por la emancipación de las mujeres.
Por todas.
¡No nos callarán!
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