Génesis 30:1-25
Viendo Raquel que no daba hijos a Jacob, tuvo envidia de su hermana, y decía a Jacob: Dame hijos, o si no, me muero. Y Jacob se enojó contra Raquel, y dijo: ¿Soy yo acaso Dios, que te impidió el fruto de tu vientre? Y ella dijo: He aquí mi sierva Bilha; llégate a ella, y dará a luz sobre mis rodillas, y yo también tendré hijos de ella. Así le dio a Bilha su sierva por mujer; y Jacob se llegó a ella. Y concibió Bilha, y dio a luz un hijo a Jacob. Dijo entonces Raquel: Me juzgó Dios, y también oyó mi voz, y me dio un hijo. Por tanto llamó su nombre Dan. Concibió otra vez Bilha la sierva de Raquel, y dio a luz un segundo hijo a Jacob. Y dijo Raquel: Con luchas de Dios he contendido con mi hermana, y he vencido. Y llamó su nombre Neftalí. Viendo, pues, Lea, que había dejado de dar a luz, tomó a Zilpa su sierva, y la dio a Jacob por mujer. Y Zilpa sierva de Lea dio a luz un hijo a Jacob. Y dijo Lea: Vino la ventura; y llamó su nombre Gad. Luego Zilpa la sierva de Lea dio a luz otro hijo a Jacob. Y dijo Lea: Para dicha mía; porque las mujeres me dirán dichosa; y llamó su nombre Aser. Fue Rubén en tiempo de la siega de los trigos, y halló mandrágoras en el campo, y las trajo a Lea su madre; y dijo Raquel a Lea: Te ruego que me des de las mandrágoras de tu hijo. Y ella respondió: ¿Es poco que hayas tomado mi marido, sino que también te has de llevar las mandrágoras de mi hijo? Y dijo Raquel: Pues dormirá contigo esta noche por las mandrágoras de tu hijo. Cuando, pues, Jacob volvía del campo a la tarde, salió Lea a él, y le dijo: Llégate a mí, porque a la verdad te he alquilado por las mandrágoras de mi hijo. Y durmió con ella aquella noche. Y oyó Dios a Lea; y concibió, y dio a luz el quinto hijo a Jacob. Y dijo Lea: Dios me ha dado mi recompensa, por cuanto di mi sierva a mi marido; por eso llamó su nombre Isacar. Después concibió Lea otra vez, y dio a luz el sexto hijo a Jacob. Y dijo Lea: Dios me ha dado una buena dote; ahora morará conmigo mi marido, porque le he dado a luz seis hijos; y llamó su nombre Zabulón. Después dio a luz una hija, y llamó su nombre Dina. Y se acordó Dios de Raquel, y la oyó Dios, y le concedió hijos. Y concibió, y dio a luz un hijo, y dijo: Dios ha quitado mi afrenta; y llamó su nombre José, diciendo: Añádame Jehová otro hijo. Aconteció cuando Raquel hubo dado a luz a José, que Jacob dijo a Labán: Envíame, e iré a mi lugar, y a mi tierra.
La Escuela de invierno de la Complutense de Madrid ha convocado este curso «El futuro de la reproducción humana: nacer por reproducción asistida con asistencia de donantes reproductivos».
Este es el programa:
Queremos hacer algunas valoraciones sobre este curso:
- La reproducción asistida es una cosa, los vientres de alquiler otra. La primera es afrontar los problemas de una infertilidad, la segunda es alquilar un órgano reproductivo a una mujer para acabar comprando un niño o una niña. No mezclen, por favor.
- Nos parece vergonzoso que la universidad dé voz a empresas como INTERFERTILITY, que comercia con el cuerpo de las mujeres. Pero no nos sorprende. Las estructuras universitarias heredadas tienen en sus filas a reaccionarios que no tienen pudor en llamar a esto debate.
- Mercado reproductivo, hablar de nichos económicos, es hablar sin tapujos.
- Pero lo de ÚTERO ANIMAL…
A base de hablar en espacios provistos de cierta autoridad, se van normalizando los temas. Nos huele a que se está gestando la ley de los vientres de alquiler.
Os dejamos este artículo, totalmente esclarecedor de Berta O. García, feminista, copresidenta de la Coalición Internacional para la Abolición de la Explotación Reproductiva (CIAMS).
(…) Lo saben de sobra, pero intentan construir un decorado de atrezzo que enmarque el principal objetivo del curso: «Presentar los nuevos nichos económicos y los nuevos emprendedores que se originan en contacto con el mercado de la reproducción asistida». Bien, ésta es precisamente la madre del cordero, la explotación reproductiva de las mujeres (y la mal llamada ovodonación también lo es) como un nicho de mercado que requiere «con emergencia» nuevos profesionales. Y a mí, cuando me hablan de nicho de mercado, de explotación reproductiva de las mujeres y de profesionales ligados al sector, sólo se me ocurre un nombre: proxenetas reproductivos. Proxeneta según la definición adquirida en latín, agente o intermediario en la venta de esclavos o de lo que fuera; una especie de broker, hoy en día, de cuerpos ajenos -de mujeres, concretamente- y de las vidas nacidas de esos cuerpos. (…)
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