A propósito de este Tweet y de tantos otros pronunciamientos similares:
He leído muchas veces, más de lo que considero normal, repuestas a compañeras feministas que se pronuncian contra las leyes trans basadas siempre en el manido argumento de la existencia de una confluencia entre el feminismo radical y la derecha.
Simplismo donde los haya. No merece la pena responder, pero a veces caigo en la tentación. Qué le vamos a hacer.
Decir que las feministas usamos los mismos argumentos para estar contra las leyes trans que los que usaron en su día los conservadores o reaccionarios para estar contra las leyes del aborto, del divorcio, del matrimonio igualitario, o actualmente contra la ley de eutanasia, equivale a declarar abiertamente que, o no se ha oído en absoluto a las feministas (ni a otros colectivos menos “sospechosos” como algunas organizaciones políticas obreras), o que lo importante es manipular (como hace en este Tweet el individuo Monedero). Pero qué se puede esperar. Cero argumento, cero reflexión, cero contextualización, cero.
Por eso no llama la atención -por poner un solo ejemplo- que se mencionen así, en revoltijo, leyes que reconocen derechos elementales como el aborto o la eutanasia (derecho de las mujeres a la salud y a decidir sobre su maternidad y de las mujeres y los hombres a vivir y morir dignamente) junto con las del matrimonio igualitario o el divorcio, que, como mucha gente piensa, son un parche, necesario en esta sociedad, pero un parche, un intento de reparar una injusticia que es fruto de una situación previa, una imposición social y económica de siglos, que hoy se presume libremente elegida y que muchos y muchas socialistas y feministas ya rechazaron hace mucho: lo que había que hacer era acabar con la institución del matrimonio, no legalizar más tipos de estos contratos opresores y patriarcales de los que se deriva un concepto de economía llamada doméstica (pensiones de viudedad, ayudas por cónyuge a cargo…) que sigue manteniendo a las mujeres y las niñas en el sitio que les corresponde: el hogar, la producción gratuita, los servicios y los cuidados y que continúa perpetuando un modelo de familia nuclear, cerrada, insolidaria, cuyo concepto de identidad, de sociedad y de propiedad exclusiva y excluyente (mi familia es mía, mis hijos son míos y si no puedo tenerlos, los compro) ha servido y sirve de base para el afianzamiento y la propagación del sistema capitalista.
Si mezclamos todos los logros y los comparamos con deseos personales sin tener en cuenta la historia, ni las razones que los impulsaron, acabaremos aceptando que todos son los mismos derechos fundamentales. Ni que decir tiene que, existiendo el matrimonio, debía existir el divorcio y ambos, por supuesto, para toda clase de parejas, homo o hetero. Pero si dejamos intencionadamente de establecer diferencias y prioridades, acabaremos aceptando que los deseos (de ser padre, de ser joven, de ser hombre o mujer) son derechos fundamentales. Toda una alegría para el capitalismo.
Pero ¿qué cabe esperar? ¿un análisis de la realidad basada en la lectura de las y los clásicos? ¿un cuestionamiento de esta normatividad clara y objetiva que es el matrimonio y su consecuente y firme posicionamiento en contra tan firme como cuando se trata de otras normatividades?
Pero si hasta los anarquistas y libertarios son incapaces ahora de señalarse pronunciándose en contra de los modelos de familia (el plural sobra: es la misma familia patriarcal, la diversidad está en el sexo -o género- de los padres). Por lo políticamente correcto, por el buenismo, porque, pobrecitos, cómo se les ofende…
Vamos a cargarnos mejor las disidencias, así, sin darle muchas vueltas, sobre todo si vienen de mujeres, por muy formadas e informadas que estén, que ya sabemos que lo que quieren estas feministas es acabar con los derechos humanos de las personas trans. Cómo se nos ocurre ponerlo en duda si quiera, conociendo la trayectoria del movimiento de las mujeres.
Hay que ser manipuladores para pretender borrar siglos de lucha feminista de un plumazo…
No nos recuperaremos de este ataque tan fácilmente, la verdad.
Dejar una contestacion